Desde Caracas, la respuesta comenzó con videos de generales y almirantes que, leyendo guiones preestablecidos, acusaban a la fiscal estadounidense Pamela Bondi de encabezar una “campaña de agresión”. Posteriormente, se sumaron funcionarios de inteligencia policial y oficiales de bajo rango, con mensajes casi calcados que tampoco generaron mayor eco.

El 8 de agosto, el Ministerio de la Defensa publicó un comunicado en la misma línea, y días más tarde el titular castrense, Vladimir Padrino López, endureció su discurso durante la celebración del décimo aniversario de la promoción “GJ José Félix Ribas”.

“El problema es una narrativa que se quiere imponer para agredir a Venezuela, construyendo mentiras que se hacen verdad”, afirmó el ministro, sin responder directamente a las acusaciones estadounidenses sobre vínculos criminales de Maduro y la cúpula militar.

Padrino insistió en que se trata de un “gran aparato comunicacional” para “construir falsos positivos” contra Venezuela, en momentos en que la presión internacional sobre el régimen se intensifica y el cerco sobre el liderazgo político y militar del chavismo parece estrecharse.